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Burrhus Frederic Skinner

Burrhus Frederic Skinner (20 de marzo de 1904 - 18 de agosto de 1990) Psicólogo y autor norteamericano. Condujo un trabajo pionero en psicología experimental y defendió el conductismo, que considera el comportamiento como una función de las historias ambientales de refuerzo. Escribió trabajos controvertidos en los cuales propuso el uso extendido de técnicas psicológicas de modificación del comportamiento, principalmente el condicionamiento operante, para mejorar la sociedad e incrementar la felicidad humana, como una forma de ingeniería social.

Skinner nació en la rural Susquehanna, Pensilvania. Formó parte de Hamilton College en Nueva York con la intención de convertirse en escritor. Se licenció en literatura inglesa y se diplomó en lenguas románicas, después de la graduación, pasó un año en Greenwich Village intentando formarse como escritor de ficción, pero pronto se desalentó de sus habilidades literarias. Concluyó que tenía pocas experiencias y que le faltaba una fuerte perspectiva personal con la cual escribir. Durante este periodo, al cual Skinner más tarde llamó "el año oscuro", leyó An Outline of Philosophy, de Bertrand Russell, en el cual Russell discutía la filosofía conductista de los psicólogos, especialmente de John B. Watson. De esta forma, Skinner se “enganchó” con el “conductismo” de Watson (1924-1925) y otra de sus obras “El Cuidado psicológico de los bebes y de los niños” (1928).

Skinner se empezó a importar por los comportamientos y acciones de las personas cuando vio que no tenía talento como escritor. Algunas de sus historias cortas adquirieron un matiz psicótico. Decidió abandonar la literatura y pasar a ser estudiante de psicología en la Universidad de Harvard (que en ese momento no era una institución a la vanguardia de la psicología).

Skinner se graduó y doctoró en psicología en Harvard en 1931 y llegó a formar parte de esta institución como investigador en 1936, para luego pasar a desarrollar su actividad docente en la Universidad de Minnesota y después en la Universidad de Indiana, antes de volver a Harvard como profesor en 1948, donde ejercería el resto de su vida.

Skinner fue principalmente responsable por su desarrollo de la filosofía del conductismo radical y por el desarrollo del análisis del comportamiento aplicado, una rama de la psicología la cual tiene como objetivo un trabajo unitario para animales y humanos basado en principios de aprendizaje. Él condujo el experimento a través de reforzamiento negativo y positivo y demostró el condicionamiento operante, una técnica de modificación de conducta que desarrolló en contraste con el condicionamiento clásico.

Skinner no abogaba por el uso del castigo. Su investigación sugirió que el castigo era una técnica muy ineficaz de controlar la conducta, usado en general para términos de un pequeño cambio en el comportamiento, pero resultando la mayoría de las veces que el sujeto evitará la situación estimular antes que el comportamiento seguido del castigo.

El reforzamiento tanto positivo como negativo (que a menudo es confundido con el castigo) prueba ser más seguro para conseguir cambios en la conducta.

Máquinas de enseñanza de Skinner:

Entre 1956 y 1963, Skinner se embarca en uno de los proyectos más ambiciosos de toda su vida. Estimulado por las dificultades de aprendizaje de su hija pequeña Debbie, donde se dio cuenta que el profesor hacía todo lo contrario a los principios de aprendizaje, los niños hacían problemas de matemáticas uno tras otro, sin recibir feedback alguno, hacían cuentas una tras otra sin saber si los resultados estaban bien o no, pone en marcha su ingenio para aplicar las ventajas del aprendizaje operante a la enseñanza. Ahí emprende el diseño de una “máquina para enseñar” que con el tiempo irá perfeccionando hasta introducirla como instrumento de docencia en una de sus clases en la universidad. La "maquina de enseñanza" diseñada por B.F. Skinner era un artefacto que hoy veríamos como primitivo (igual que el primer ordenador de Pascal), pero que utilizaba los principios de conducta para mejorar el proceso de aprendizaje de conceptos y términos escolares. Su mayor aportación fue el concepto de "enseñanza programada" que creó con esa maquina.

Básicamente consistía en una caja sobre la que el estudiante situaba la hoja de los conceptos para aprender, y sobre ella otra lámina ocultaba parte del texto. El alumno iba leyendo el texto, y aparecía una pregunta que debía contestar por escrito, eligiendo entre varias alternativas o rellenando una palabra. Una vez contestado perforando el espacio correcto, el propio alumno rodaba la lámina y descubría la respuesta correcta. Si era así, la maquina continuaba al siguiente concepto y anotaba un punto como reforzador; si la respuesta no era correcta no dejaba avanzar, ya que el texto debía leerse y contestarse de nuevo.

El hecho fundamental es que cada respuesta del estudiante deber recibir contingencias inmediatas. Pero las “máquinas de enseñanza” que ideó, y que llegó a construir, no estaban pensadas como elemento único del aprendizaje, sino como un apoyo a la programación que hubiese realizado el profesor. De esta forma, mientras la máquina proporcionaba la tarea programada en los conceptos de lectura o aritmética, el profesor podía proporcionar apoyo o autorización a varios alumnos. La máquina no enseñaba por sí misma, sino que ponía en contacto al alumno con el material de una forma estructurada, y le ayudaba en el aprendizaje progresivo de conceptos más complejos. De esta forma, pensaba que la instrucción mecanizada y la instrucción programada podrían integrarse en la escuela, no reemplazando al profesor, sino proporcionándole un instrumento para el aprendizaje progresivo, con los mínimos errores y con reforzamiento contingente.

Pronto la idea se extiende y comienza a aplicarse también en institutos, en asignaturas como álgebra y gramática, con excelentes resultados. Las empresas comienzan a interesarse por la idea, entre ellas IBM y Rheem, pero la experiencia de Skinner en la comercialización de su invento, primero con IBM y posteriormente con Rheem, es decepcionante, conduciéndole al abandono de cualquier esperanza sobre la posibilidad de revolucionar la enseñanza con estas máquinas.

Con esas experiencias, Skinner publicó su libro "Tecnología de la Enseñanza" (1968) con la idea de aplicar los principios de conducta para mejorar el proceso de enseñanza escolar. Otros autores desplegaron posteriormente muchos de esos principios en la enseñanza de niños con retraso, la escuela primaria, secundaria y también en la universidad. Entre esos principios se encuentra el de "Enseñanza Programada", que consiste en la elaboración de un texto para aprender de forma autónoma por el alumno, pero programado de forma tal que haya contingencias de reforzamiento inmediatas sobre cada nuevo concepto asimilado, y que el proceso de aprendizaje de produzca de forma gradual, de más sencillo a más difícil.




A pesar de la falta de triunfo comercial, los trabajos de Skinner son precursores en el campo que actualmente se conoce como “Enseñanza asistida por ordenador”. Realmente había considerado que se podía revolucionar la enseñanza y, una vez más, pudo comprobar como la desconfianza a lo desconocido, la ignorancia y la mediocridad de quienes podían haberlo extendido hundía la posibilidad de progreso de la sociedad americana, esta vez en el campo de la enseñanza. A partir de este momento, Skinner se apartó por completo del campo del diseño social (aunque seguiría defendiéndolo en numerosos escritos).

Skinner fue objeto de muchos galardones a lo largo de su vida. En 1968, recibió la Medalla Nacional de Ciencia por el presidente Lyndon B. Johnson. Tres años después, fue premiado con la Medalla de Oro de la Fundación Psicológica Americana, y en 1972, fue concedido el premio de Humanista del año de American Humanist Association. Justo ocho años antes de su muerte, recibió la primera mención por una vida contribuyendo a la psicología por la American Psychological Association.

Se le puede cuestionar muchas de sus aportaciones, la mayoría de ellas posiblemente se basan en malentendidos por desconocimiento de las tesis conductistas originales, o por incomprensión de la terminología científica utilizada para describir al ser humano, además de ser teorías mejorables, pero Skinner se ha convertido, ya para siempre, en un punto de referencia fundamental para todos aquellos que quieran aproximarse de forma científica al comportamiento humano. Si la psicología conductista estuviera desfasada del avance actual, Skinner no hubiera sido proclamado "El Psicólogo más eminente del siglo XX", y la tecnología conductual no sería la más recomendada por los organismos oficiales de la psicología internacional para solucionar todo tipo de problemas psicológicos.

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